martes, 14 de enero de 2014

El permiso por maternidad




Esta mañana he descubierto con horror que mi permiso de maternidad vence el 9 de febrero. 

¿Por qué narices estaba yo convencida que me tenía que incorporar allá por marzo?

Ah, sí. 

Porque tenemos un permiso de cuatro meses y con la lactancia y bla bla bla...

Que no os engañen. Nuestro permiso de cuatro meses, ese rídículo lapso de tiempo que tienes para cuidar de tu bebé recién nacido, es en realidad más ridículo aún: dieciséis semanas. Haced la cuenta, no son cuatro meses, sino tres y pico. Por eso, porque el Piratilla tiene dos meses y medio, no me cuadraban las cosas. 

Ahora a hacer malabares para alargarlo todo lo que nos permiten, es decir, acumular las horas del permiso de lactancia, para dejar a tu bebé lo más tarde que se pueda. O sea, unos trece días más. 

Ya pasé por ello una vez, es cierto, pero eso no lo hace más fácil.

Porque un bebé de cuatro meses aún te necesita -de hecho, le quedan muchos meses para que sea l suficientemente independiente como para alejarse de ti-, no digamos si además lo alimentas con LME. Quien diga lo contrario, es que no ha sido madre (o padre). 

Así que aquí te obligan a elegir: o trabajas o cuidas de tus hijos. Si los críos son el futuro me sé de una sociedad que no se preocupa lo suficiente por su futuro.

Y así nos va. 

Podéis encontrar info al respecto aquí.

miércoles, 8 de enero de 2014

Mamá Duende [reloaded]






Otra vez inaugurando año (feliz 2014, por cierto) y con la cabeza llena de pajaritos, como siempre, pero que estos primeros días son como ideas que me sobrevuelan la testa. Los dichosos propósitos de año nuevo {como si terminar el día con todo en orden no fuera más que suficiente, porque, yo no sé vosotros, pero yo, ahora mismo, no llego}. Paciencia...

Sin embargo, aun con temor de que quien mucho abarca, poco... (qué?) recorriendome el cuerpo, quiero, además del consabido "ponerme con el inglés", retomar mis blogs. Paciencia... la que hay que tener conmigo!

No todos, no estoy yo por la labor de proponerme metas tan altas que terminen con mi amor propio y me dejen sumida en la frustación. Necesito ser una Mamá Duende feliz para poder cuidar de mis polluelos con entusiasmo. He empezado quitándole las telarañas a este, que pienso que es el más fácil de llevar y, además, me puede servir para canalizar los hadicaps de la maternidad y otras facetas de la vida de forma positiva y con humor (me "sueno" a Leticia Sabater: a mediodíaaaa, alegríaaa!!). De todos modos, no me veo desempolvando los otros blogs todavía; a fin de cuentas, mi Piratilla tiene todavía dos meses y creo que es complicado centrarme en tramas romanticoeróticos y/u oscuros mientras estoy rodeada de pañales de la talla tres y huelo a colonia de Mustela...

Pues eso. Nos vemos por aquí...